El economista camuflado

Tim HARFORD, El economista camuflado. La economía de las pequeñas cosas. Ediciones temas de Hoy, S.A. Madrid 2008

Tim Harford  es un joven economista nacido en 1973. Educado en Oxford, donde impartió clases. Es columnista habitual  de Actualidad Económica y colaborador de la BBC. Sus columnas para el periódico económico The Financial Times dieron título al primero de sus libros publicados, El economista camuflado (2007), el cual reseñamos.

Como economista que es está muy lejos de hacer en el libro teoría económica pero sin embargo, y ésta es su principal aportación, es capaz de ver hechos económicos y cómo funciona una economía  completa a partir de pequeñas e insignificantes situaciones que nos ocurren en el  acontecer cotidiano.

Por este hecho es recomendable para toda aquella persona que jamás se ha interrogado sobre situaciones y cuestiones económicas pensando que  eso es cosa de economistas y que quedan muy lejos de su interés. Por lo tanto, recomiendo este libro para aquellos que quieren descubrir esas pequeñas curiosidades que se esconden detrás muchos movimientos económicos.

starbucksSiguiendo el devenir discursivo capítulo a capítulo nos damos cuenta que algo tan sencillo como el hecho de tomar cada mañana un café significa una opción económica que difiere de dónde y cómo lo tomamos: no es lo mismo en un bar al lado de casa que en un Starbucks, y no sólo por la diferencia de precio que pagamos, si no también por toda una serie de razones que él nos va exponiendo y que a cualquier ciudadano de a pie se nos escapan.

Desde este hecho, Harford nos hace pensar en otra serie de circunstancias que concurren como es la satisfacción de un valor añadido en función de las preferencias de los consumidores (cada consumidor está dispuesto a  pagar un precio diferente en función de cómo percibe ese valor añadido, en donde también nos hace pensar en la teoría de la localización  de las empresas.)

Pero el café no acaba aquí, también nos hace remontar a los productores de café, a las cosechas y la historia del café, a las importaciones/exportaciones, etc. Es decir, a partir de una taza de café o de un capuchino nos lleva a conocer y a pensar en todo un mundo de intereses económicos que hay detrás.

dinero

Y el café nos conduce a los supermercados. ¿Quién no ha comprado en uno? Y ¿qué hay dentro? Productos en venta a determinados precios, claro está. Pero ¿existen unas políticas de precios? ¿Se vende al mismo precio a todos los clientes? No, pero ¿cómo lo hacen? ¿En qué se fijan para introducir esas diferencias? Según el autor lo hacen conociendo a sus clientes y clasificándolos. Y ¿cómo?, pues los propios tiquets de compra informan sobre qué precio estamos dispuestos a pagar por cada producto. A partir de aquí ellos tratan de obtener el máximo beneficio ofertando productos diferenciados a precios diferentes, incluidas las ofertas, a los diferentes clientes. Los supermercados ofrecen unas alternativas caras  a aquellos de sus clientes que están dispuestos a pagar porque consideran que la calidad  superior de esos productos  bien lo vale. En consecuencia, si quiero comprar barato qué he de hacer, porque yo, al igual que el supermercado, también quiero sacar el máximo rendimiento a mi dinero, es decir, optimizar mi satisfacción. El consejo que nos da el autor es: “si quieres una buena oferta, no busques un negocio barato; trata de comprar barato”.

fruta

 Otro tema que aborda es si los mercados, tratando de ser eficientes, nadie ni pierde ni gana en la transacción, nos dicen la verdad. Dicho de otro modo. Existe la información privilegiada y quien la posee tratará siempre de sacar provecho de la situación. Por eso él llega a la conclusión de que en  el mercado de coches de segunda mano es imposible encontrar un buen coche ya que  la falta de información de los mercados altera los precios y cuales son las diferencias entre un mercado teórico perfecto y la realidad que nos envuelve. Y a partir de otra pregunta¿por qué cada mañana nos encontramos en medio de un atasco?, nos lleva a conocer el mercado no perfecto y los efectos de las externalidades, como puede ser la contaminación o el ruido  y el coste de las mismas, no siempre perjudiciales, porque también las hay positivas. El autor nos dice “que el importe del impuesto sobre la externalidad debe encontrar el justo equilibrio entre le placer y el malestar, el objetivo es lograr  un mundo en el cual las personas se sienta libres de hacer aquello que les gusta, aun si eso molesta ligeramente a otros pero también un mundo en el que todos nos abstengamos de causar daño a los demás si el esfuerzo que implica evitar el perjuicio es pequeño.”

coches

Por otro lado, nos lleva pensar sobre temas como: ¿por qué EEUU gasta más en asistencia sanitaria mediante modelos privados y en cambio ofrece un menor servicio que Tailandia? O bien ¿Cómo funciona la bolsa en función de la esperanza de beneficio y como se maneja según el valor de la escasez?

También conoceremos de su mano toda un disertación sobre la teoría de los juegos y a continuación enlaza con una pregunta a la que trata de dar respuesta ¿por  qué los países pobres son pobres? Y como ejemplo estudia la realidad de Camerún con toda su realidad de sobornos y más sobornos a partir de una dictadura, sin educación, sin nada que le permita llegar a ser rica porque nadie, arriba, va a mover una mano para mejorar la situación del país cuando tiene claro que en poco tiempo ha de enriquecerse él.

Y del Camerún nos lleva a indagar en el por qué China es ahora un país rico. Todo un capítulo en el que nos explica cómo un país pobre en el que sus habitantes se morían de hambre ha pasado a ser una de las mayores potencias mundiales, pasando previamente por los ejemplos de Brujas y Amberes.

 En resumen,  este libro nos ayuda a comprender el mundo de los economistas explicado por uno de ellos que trata de hacerlo situándose en el otro lado, el de los compradores que consumen sin interrogarse sobre qué actitudes, hechos, planteamientos e intereses  se mueven al fondo de  la trastienda.

Esther Marco Alonso

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